Hay momentos de este camino de ser artista, de ser humano y de vivir de nuestro trabajo, especialmente si eres independiente, que nos cansan, vivimos la mayoría del tiempo en la incertidumbre, una constante que aprendemos a manejar pero que algunos días nos sobrepasa. Igual continuamos de una manera o de otra, porque sabemos lo valiosa que es nuestra labor y lo mucho que nos aporta a nuestro espíritu y al de los demás.
Quisiera tener una respuesta para estos dilemas, que no pareciera algo tan utópico, pero no la tengo. Sin embargo, hoy quiero compartirles una reflexión personal que me han ayudado últimamente, quiero compartirles más que herramientas o pautas, mi sentir.
Desde el año pasado decidí rendirme, rendirme no en el sentido que nos han enseñado a ver dese el ego: como un fracaso, como dejar tus proyectos de lado, sino todo lo contrario, me rendí porque me cansé, sí, pero sobre todo me rendí para soltar el control y aprender a confiar en la vida, para dejar que ella me habitara y me guiara, tratando de dejar las expectativas de lado, cambiarlas por sueños e ideales propios, no sentir el deber de cumplir una meta que muchas veces no deja que agradezcamos por el presente, ni que disfrutemos el viaje. Rendirse como un acto de fe más no de desesperanza, es curioso como llegamos a estos lugares en los momentos difíciles, cuando sentimos que no podemos más, que no sabemos hacia dónde ir. En un momento en el que no sabía hacia dónde seguir con mi yo artista, me rendí, le pedí a la gran artista, la naturaleza, que me guiara, quería crecer al igual que las flores que florecen sin siquiera cuestionarlo, sin mayor deseo más que existir y disfrutar del acto de crear.
¿Cómo vivir así el arte? ¿cómo vivir así siendo artista? Creo que podemos encontrar algunas respuestas en nuestro proceso creativo, en ese momento donde somos uno con el poder de crear, en ese proceso donde vamos aprendiendo a rendirnos, no es algo que se nos dé con facilidad, tendemos a ser muy perfeccionistas, a querer controlar lo que hacemos, a buscarle un porque a cada cosa y es allí en las dudas y el control que nos perdemos de nosotros mismos, nos alejamos de la magia del arte. He ido aprendiendo de a pocos, en el transitar de este caminar, que las obras tienen su propio lenguaje, su manera de ser, de existir, nosotros los artistas solo somos el medio por el que ellas se expresan. Y no estoy hablando de musas, ni de ese rayo de luz que llega de la nada, estoy hablando de estar presentes en nuestro proceso, de conectar profundamente con nosotros mismos y con lo que creamos, hablo de ese lenguaje que aprendemos y practicamos día a día, ese lenguaje que se llama línea, performance, video, archivo, investigación, texto, como se quiera, el rendirse y dejarse guiar está presente en todos los procesos.
Tal vez aquí hallan algunas respuestas a ese ser artista desde nosotros mismos, con nuestra propia verdad y libertad, no desde lo que se espera de nosotros o lo que se nos ha forjado a seguir, alejándonos del peso de las expectativas. En la vida pasa lo mismo, tal vez si nos rendimos y confiamos, si seguimos creando con consciencia, con deseo, con confianza, la vida nos responderá y nos sorprenderá gratamente con aquello que nunca habíamos imaginado. Sé que no es sencillo, pero, ¿qué pasa si le damos una oportunidad?, tal vez lleguemos más allá de lo que imaginábamos y más acá de esa consciencia que solo la libertad y el gozo nos puede dar.
Para mi este proceso no ha borrado totalmente los momentos de incertidumbre, pero si me ha llevado a reafirmarme como creadora, a creer mucho más en mí, en el poder de lo que hago y a entender que el camino poco a poco se va abriendo, que las tormentas llegan con un objetivo, el de poder limpiar y construir nuevamente. También me ha ayudado a agradecer, a ver con gratitud el poder dedicarme a algo que amo, agradecer el tener la libertad de construir mi vida y mi modo de vivirla, a tener el arte de mi lado para poder conectar con lo más profundo de mi espíritu y con el disfrute de la vida. En los días difíciles, recuerdo todo esto, recuerdo que somos afortunadas y ningún camino que escojamos es el equivocado, ninguna forma de hacer arte, de ser artista o vivir de ello es la correcta, cada unx hace su camino, y es valioso porque es tuyo y nadie más lo ha recorrido.
Abrazos. El camino no es sencillo, pero siempre será más lindo si lo caminamos juntxs.
Cata.